Escrito por Daniel Vega Copropietario de @LATIENDAEROTICA69
Un apasionado de sexo sin tabús Y donde el placer de ella está por encima de todo.
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El calendario marca la llegada de tu cumpleaños. Mujer de fuego, te lo mereces todo.
Todo está listo, te compre un hermoso vestido negro con transparencia en tus hombros y una coqueta pijama negra, que sé que será de decoración, porque duermes desnuda.
Pero tengo la sensación de que falta algo más.
Buscando ese complemento perfecto a tu regalo encuentro un post, que habla de un potente pero discreto “huevito Vibrador” o “bola de Kegel”, controlado a distancia. Mi lujuriosa mente no lo piensa dos veces y en cuestión de un día, el discreto paquete está en la puerta de mi oficina.
No sabes lo que te espera.
Son las 8 de la noche en punto, cuando salgo a buscarte en mi moto para llevarte a cenar, el lugar, un lindo restaurante, ubicado en avenida Nutibara en la ciudad de Medellín, su nombre no lo podré revelar, aunque decir que está ubicado en una esquina y que su terraza da una hermosa vista de la ciudad, la cual da indicios de su nombre.
Cuando llego a recogerte estás divina, esos jeans ajustados que marcan tus hermosas nalgas de manera tan sensual, esa blusa escotada me deja ver ligeramente las pecas de tus senos, tu chaqueta negra de cuero que contrasta tu look de niña buena.
Todo ese conjunto mezclado con tu perfume Chanel, tus labios rojos, y tus ojos de fuego me cortan la respiración y me llevan a besarte con pasión.
Haces volar mi mente hacia otro lugar donde ya estas desnuda entre mis brazos.
Tomamos camino y en menos de 10 minutos estamos subiendo a la terraza de aquel restaurante.
Con tu sonrisa pícara me preguntas.
-Amor que tienes, te veo raro, ¿porque me miras así?
Mi mirada más lujuriosa sale a la luz y te respondo.
-Ya lo sentirás…
Apenas llegamos a nuestra mesa pongo sobre ella una caja negra con un lazo rojo.
-Amor que es eso!
-Es tu regalo final, dentro encontrarás un sachet de lubricante y un huevito que quiero que vayas al baño y lo pongas dentro de tu sexo.
-Noooo! Como se te ocurre.
Mi respuesta es contundente y firme.
-SI, ve rápido. Voy a pedir unas entradas y media jarra de sangría como te gusta.
Solo veo como poco a poco te alejas de mi y te vas perdiendo entre las mesas.
Son 6 minutos que parecen una hora. Estoy muy caliente y ansioso.
Cuando por fin llegas a la mesa, solo me dices con tus ojos llenos de nervios.
-Avísame cuando lo vayas a prender.
-Solo toma mi mano y mírame a los ojos.
En ese instante activo ese poderoso “huevito vibrador”.
Aprietas mi mano y muerdes tus labios… y dejas salir un pequeño gemido…
Lo apago y te pregunto.
– ¿Te gusto?
-¡¡¡Es muy fuerte!!! ¡¡¡Pero la sensación es deli!!!
-Solo fue el primer nivel…
Nuestras ganas de cenar se fueron a otra dimensión, siento que tu respiración no es la misma.
Mujer de fuego, te conozco como nadie nunca lo hará; sé que estás locamente excitada y tu sexo me desea.
De repente llega el mesero con la entrada y una sangría de vino tinto. Mientras que este está sirviendo la segunda copa, activo el huevito esta vez con un rápido doble Clic. La potencia aumenta, cierras tus ojos, tensionas tus piernas y me miras con una mezcla de deseo y lujuria que solo yo entiendo.
Apenas el mesero se aparta de la mesa lo apago y tomas un largo trago se sangría.
Tu descripción literal de la situación es; “-Tengo muy seca la boca, pero muy mojada mi vagina”.
Me acerco a ti y me como tu boca con un fuerte e intenso beso. Que te deja más excitada a cada instante.
Las entradas servidas pasan a un segundo plano.
Tu mano prendida en fuego acaricia mi pene por debajo de la mesa, es preso en mi pantalón, mientras que el juego de prender y apagar se hace más constante y lujurioso.
Juntos navegamos entre las intensidades de nuestro artículo de placer, y la numero 6 descubre tu debilidad.
Una fuerte vibración acompañada de una rítmica activación que va de mayor a menor es tu camino al cielo.
Nuestras miradas están totalmente sincronizadas y lo dejo actuar, tomo tu mano y susurro en tu oído
Quiero que te vengas para mí ya.
Besar tu cuello es la pieza que hacía falta en este rompecabezas de placer.
Explotas con locura, tu corazón quiere salirse de tu blusa, tus manos y nariz se adormecieron.
Pero no pudiste decir ni una sola palabra.
Me besas con locura y me dices las palabras que todo hombre quiere escuchar…
-Siempre seré tuya. Gracias.
El postre de este espectacular orgasmo es un volcán de chocolate con helado de vainilla.
El resto de la noche serás mía y seré tuyo hasta que no quede nada más.