Relato erótico: Dos pollas y un destino

Lola Paris

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4.2
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El día ha sido algo largo y me apetecía desconectar. Pero no quería hacer como hago cada
tarde, quedándome en casa, como las niñas buenas. Eso está bien para aquellas que no tienen
amigos o no tienen pareja o simplemente se levantan súper temprano. Es cierto, que no tengo
mucha vida social, pero ¿quién dice que no puedo empezar a tenerla? Ya empecé a tener
sexo… y sexo del bueno jajaja. ¿Por qué no atreverme a socializar y tener alguna que otra
amistad? Así que al final me decidí. Me puse guapa, me pinté un poco y decidí salir a la calle,
a algún bar.
Y lo cierto es que me sorprendió la cantidad de hombres que había en los bares. La verdad
que había muchos más hombres que mujeres. Podía verlos en manada dirigiéndose a otro
grupo de chicas, para rodearlas y tratar de seducirlas. Después, intentar el contacto físico, tras
unas palabras amables. Y si alguno jugaba bien las cartas, acababa comiéndose la boca con
una de las chicas del bar. Me lo estaba pasando en grande, viendo cómo los hombres se
comportaban de manera muy cercana a lo que era la fauna salvaje.


Pero algo me sacó de mis pensamientos. Una copa frente a mí y una mano masculina
ofreciéndomela. Me giré para saber quién era el que me la estaba ofreciendo y resultó que era
mi compañero de trabajo. Por un lado, me alegré, porque significaba polvo asegurado. Pero
por otro… Lo cierto es que esperaba algo nuevo esta noche. Y se ve que fui escuchada,
porque mi compañero miró a mis espaldas y sentí una mano apoyándose. Era otra mano
masculina. Al girarme, otro hombre me estaba mirando y sonriendo. Entonces entendí lo que
pasaba… ¿Dos pollas solo para mí? Por supuesto que acepto.
No tardamos mucho en llegar al apartamento de uno de ellos, no me acuerdo de quién. Nos
desnudamos rápidamente en la oscuridad y acabamos revolcándonos los tres por el suelo del
salón. Noté cómo uno de ellos me agarraba la cara y se la dirigió directamente a la polla para
sentir mi lengua y mi capacidad succionadora. Yo estaba tan hambrienta que empecé a
comerle el capullo como si fuera un caramelo y parece ser que le gustó tanto que agarró mi
cabeza para atragantarme con su polla. Uhmmm, eso me gustó tanto que lo volví a hacer
varias veces, hasta que me dieron arcadas.
Mientras yo estaba de rodillas chupando un rabo, sentí unas manos que me estaban
acariciando el trasero. Me soltó un par de azotes y me lo agarró con fuerza antes de sentir
cómo otra polla, empezaba a rozarse con mi coño. Mi instinto animal despertó en ese
momento y puse el culo más en pompa para que pudiera rozarse más con mi coño y entonces
sentí cómo un capullo hinchado y mojado, tanteaba para penetrarme. Ahhh, me la metió de
golpe y fue tan fácil por lo mojada que estaba…
Entonces comenzamos a movernos los tres a la par. Uno me estaba follando por detrás
Uhmmm, que rico. Y me daba tan fuerte que sus pelotas no paraban de chasquear cuando
golpeaba a mi coño. Y el otro no paraba de jadear por cómo se la estaba comiendo. Me puso
tanto que…. Ufff, acabé corriéndome. Pero cuando me corrí, él de atrás, no paró siguió
dándome más y más. Empapado por los jugos que había echado tras correrme, le excitó
mucho más y siguió follándome más fuerte, mientras no paraba de jadear como un loco. Y me

estaba empujando tan fuerte, que no paraba de atragantarme con la polla que tenía metida
hasta la garganta.
Entonces fue cuando el tío al que le estaba comiendo la polla, me agarró por los brazos. Se
tiró al suelo boca arriba y tiró de mí para que reptara sobre él y me montara sobre su polla.
Accedí como una buena chica. Me puse de espaldas a él y Uhmmm, me metí su polla hasta el
fondo. Creí que me iba a atravesar por lo gorda que estaba. Sabía que su polla me llenaba toda
la boca, pero no que fuera tan gorda. Pero no me dio tiempo a reparar en ello, porque de
nuevo, agarraron mi cabeza, para redirigirla y meterme de nuevo, una polla entre los labios.
Yo no paraba de botar sobre ese tío. No sabía quién era exactamente, pero su polla me
encantaba y flipaba por lo gorda que era y lo mucho que me apretaba el coño. Y mientras
tanto, una polla me golpeaba la cara, los labios y después se metía una y otra vez en mi boca.
Estaba en el paraíso y volví a correrme,,, ufffff por lo excitada que estaba al tener dos pollas
conmigo en esa noche.
Pero la magia no acabó allí. Cuando vieron que me volví a correr, me dieron la vuelta y me
tumbaron. Pude enrollarme con el chico que estaba boca arriba y que me tenía las nalgas muy
abiertas mientras me metía su pedazo de pollón. Pero el otro chico, no buscó mi boca esta vez,
sino la otra entrada de mi cuerpo. Se puso a cuatro patas sobre nosotros dos y pude notar su
polla palpitante buscando la entrada de mi culo. Cuando noté lo que estaba haciendo, dejé de
besar al otro chico y me centré en abrir bien mis cachetes para darle vía libre, para que me
follara el culo.
Ahhhh sí… Los ojos se me estaban saliendo de las cuencas al notar cómo las dos pollas me
estaban follando de forma salvaje. Entre sudores de dos hombres, sus olores, el calor que
desprendían, sus jadeos… Me sobre excité y joder… volví a correrme como una cerda. Pero
no me quedé atrás, porque ellos comenzaron a follarme más rápido. Solo se escuchaba el
chapoteo de sus pollas bien mojadas de mis fluidos y cómo chocaban con mi cuerpo, estaban
a punto de correrse y los dos dentro de mí.
Pero me apartaron a tiempo. Me quedé tirada en el suelo, mientras los dos tíos empezaron a
correrse sobre mí como locos. La leche salió disparada de sus pollas y alcancé a abrir la boca
para pillar un poco de esa leche tan rica. El resto, cayó en mi cuerpo y me gustó tanto, que en
esos momentos, decidí que no me ducharía durante un par de días, para poder conservar el
olor de dos hombres a la vez.

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