Relato erótico de navidad Métela bien adentro
Para los que ya me conocéis, ya sabéis que estas fiestas me encantan. Se hacen regalos, se comen cosas ricas… me siento como una niña cada vez que llegan estos días. Aunque si os soy sincera… sobre todo, soy de lo más golosa, jejeje. Por eso, encargué un roscón de Reyes solo para mí y para mi disfrute. Me encantan esos pegotes de azúcar y relamerme la nata de los labios.
Pero por desgracia, no todos disfrutan del día libre como yo. Hoy, recibí mi ansiado roscón de reyes y me lo entregó un chico con ojos tristones. Era joven, apenas sobrepasaba los 30 años y le tocaba perderse el Día de Reyes para trabajar. Me sentía fatal por disfrutarlo yo y no él… Así que quise invitarlo a entrar en la casa para que despejara su mente un rato.
El chico ni siquiera protestó. Solo se dejó llevar de mi mano, que le agarraba la suya con firmeza y le conducía al salón. Allí sentados, dejé el roscón de Reyes sobre la mesita y después, le agarré el rostro, se lo acaricié y le quité la gorra. Al momento le besé de forma dulce en los labios, mientras mi mano comenzaba a bajar por el paquete.
El chico, al principio se asustó, pero después se relajó al sentir el calor de mi mano acariciándole la polla por encima de su uniforme. Seguí metiendo mi lengua en su boca, para su deleite, y mi mano, se metió bajo su pantalón, para comenzar a bombearle la polla y acariciarle las pelotas. Terminó de relajarse del todo, y fue entonces, cuando dejé de besarle y fui en busca de su entrepierna, aún hambrienta de algo dulce. Por suerte, él ya tenía un caramelo preparado para mí, porque cuando liberé su polla, estaba hinchada y gorda, suplicando algo de cariño para ese día.
No tardé meterme ese glande en la boca, para saborearlo y juguetear con mi lengua, mientras escuchaba cómo gemía el chico. Me metí su polla más adentro, para que notara el calor de mi boca y comencé a succionar con fuerza, subiendo y bajando la cabeza, empapándole de mi saliva, creando el vacío en mi boca, para que sintiera que se la estrujo más y más.
Sin darme cuenta, había mojado las bragas, pero no hizo falta decírselo, porque el chico se tumbó del todo en el sofá. Tiró de mis caderas para que me montara en su cara y aspiró fuertemente mis braguitas, antes de chuparlas por fuera. Ahhh, eso me hizo gemir y ponerme más cachonda. Sin darme cuenta, le apreté el rabo y le hizo gemir mucho más fuerte. Y fue entonces cuando me arrancó las bragas, como quien arranca el papel de un regalo muy esperado.
Uhmmm, su húmeda lengua se posó sobre mi coño para comenzar a lamerme de arriba abajo. Yo estaba tan mojada que el chico tuvo que recoger los chorretones que se me derramaban por los muslos y ufff, eso me encantó. Por eso, chupaba con más fuerza, acompasando su movimiento de lengua con la mía. Su polla estaba tan dura que parecía que me iba a estallar de un momento a otro.
Pero en vez de eso, sentí cómo su lengua se metió por mi coño. Ahhh, no pude contener ese gemido de placer. Su lengua follándome me hizo temblar y no pude evitar correrme en su boca como una perra, frotándome el coño contra su cara, haciendo que su lengua se metiera más y más… El chico, se portó bien y se bebió todo mi jugo, para luego, seguir lamiéndome despacio.
Como agradecimiento de su increíble regalo, decidí coger el roscón de Reyes y encajárselo como un anillo a su polla. El aroma dulce de ese roscón, su polla hinchada. Parecía mi cumpleaños jejeje. Y creedme, el chico también disfrutaba follándose a ese roscón, porque sus caderas subían y bajaba, llenándose de almíbar, pegotes de azúcar, nata por todos lados. Su polla estaba muchísimo más apetitosa.
Me acerqué y cuando volví a chuparle la cabeza, estaba dulce y pringosa de azúcar. Así que volví a meterme su polla en la boca, para devorarla, chupando con más fuerza, mientras mis caderas, uhmmm, seguían moviéndose, para frotar mi coño sobre su boca. Sus manos, me estaban agarrando la cabeza, empujándola más hacia él, para meterme la polla en la garganta.
Pero cuando estaba a punto de correrse, me retiré de él. Lancé por los aires el roscón de Reyes, dejando al descubierto una polla llena de nata y confeti. No dije mucho más, solo me monté sobre su polla y le dije “Métela bien adentro”.
Sus manos agarraron mis caderas y de un solo movimiento, las bajó fuertemente, para que su polla embadurnada en nata, se metiera en mi coño, nuevamente chorreando. Ahhh, sentí que me volvía loca al notar como su gran capullo, se hacía paso en mi coño para atravesarlo. Me quedé abajo, saboreando bien la fuerza de su polla hinchada y apretada dentro de mi cuerpo.
Él me agarró de las tetas y yo empecé a subir y a bajar suavemente por su polla. Disfrutando de su textura, del aroma dulce que soltaba, de la forma de su glande… Uhmmm. Me apretaba muchísimo esa polla pero más me gustaba, porque rozaba todas las paredes de mi coño. Y con sus manos recorriéndome el cuerpo mientras jadeaba, sentí que iba a correrme de nuevo.
Me eché hacia delante, para agarrarme a sus rodillas y comencé a subir y bajar mi trasero, para meterme su polla repetidas veces, todo lo rápido que podía. El chico no paraba de gemir al ver cómo le follaba. Viendo mi culo subiendo y bajando, mojándole los pantalones con mis jugos. Entonces, me lo agarró con fuerza y comenzó a mover sus caderas de forma frenética.
Ahhh, me estaba matando en esos momentos, por lo rico que me estaba follando. Y entonces, uhmmm, me corrí otra vez y gemí tan fuerte, que el chico se puso a mil y se corrió de forma brutal dentro de mi coño. Sus caderas me estaban golpeando tan rápido y profundo echó mucha leche. Tanto, que empecé a desbordar y ambos nos quedamos salpicados con su semen.
Pero como sabréis, no era un problema para nosotros. Por lo que he visto, el chico se marchó para seguir con su trabajo, con una sonrisa de oreja a oreja. Y… aunque el roscón había acabado estampado en la pared… los trozos que pude rescatar, seguían ricos.